miércoles, 4 de marzo de 2015

De Severino a mis ojos, y viceversa.

Nunca me dolió tanto la ausencia de alguien…
quisiera creer en un cielo donde te vuelva a encontrar.
¿Difícil no? Difícil mis días ya de por sí.
Te contaría que no me siento solo, pero eso no es un hecho.
Que todo por acá va bien, pero no puedo asegurarte nada.
¿A quien le escribo? ¿A quien le lloro?
Tus ojos, personalmente, siempre me traían nostalgia.
Si los miraba de cerca, la capa que los cubre hacia verlos
siempre mojados,
como si estuvieses a punto de estallar en llanto.
Cuando moriste, el espacio que ocupabas en mi casa
quedó vacío, así como cuando mi hermano se fué.
Pero a diferencia de el, no encontraría ese mismo espacio nunca
jamas en esta vida
A veces, cuando me miro al espejo, siento que tus ojos me
acompañan en los míos, tristemente hasta la eternidad.
Cuando te encontré, inmóvil…
nunca lo supiste, me quede horas llorándote y
golpeando tu pecho para que que vuelvas.
Te enterré solo, por que así lo quise,
y te puse una remera mía en la que había escrito
"yo me iré contigo al cielo, si es que existe lo quemaremos".

No hay comentarios:

Publicar un comentario