miércoles, 4 de marzo de 2015

De antidepresivos y otras mañas

Me enamoré de tu poesía, tus depresiones y sonrisas. Me sentía en tus brazos con solo leerte. Con valor intente acercarme. Mi vergüenza y unas copas, mi peor estrategia. Aún así hablamos toda la noche sentados en la acera.  Nos sorprendimos en conceptos. Y vino lo bueno, en mañanas y atardeceres. Pacientes de la misma melancolía, enfermos del mismo amor. Pasamos semanas juntos, hasta que dijiste “mira chico, no es que no me gustes, pero lo que nos une, es lo que nos separa”. Así que seguimos caminos distintos. Podríamos haberlo intentado, comprendíamos el dolor como para entendernos. Lamentablemente las almas gemelas no se complementan. Son como dos imanes intentando unirse por el mismo polo. Y las personas como nosotros no esperamos salvación, solo una daga de dulce sabor.

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