jueves, 21 de abril de 2016

Hoy aprendí.

El tiempo pasaba lento para mí,
pero todo a mi alrededor corría rápido.
Era ingenuo, e inocente,
y en mi incredulidad intentaba creer ser feliz.
Mis motivaciones de descubrimiento,
mi amor por dar y recibir,
como me llenaba los pulmones de alegría,
y deseaba alcanzar a todos lo que
creía que estaban en la misma sintonía.
Aún así, siempre era un espectador,
rebuscando mi lugar... que tonto fuí.
El mundo era terrible, y escondía mas dolores
y frustraciones de las que creía.
Todo lo que a mi me llegaba, era la punta del iceberg,
supongo que siempre creí mas en cuentos bellos...
Como esa chica mayor frotándose contra mi, en mi ingenuidad de solo estar buscando un abrazo con sabores acaramelados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario