Te abrazo fuerte, dos metros sobre el cielo y diez hasta el órgano vital.
Te sujeto el cuello, no suficiente para mantenerte para siempre, ni llegar al limite.
Me quedo, a doscientas, veinte, diez, cien millas lejos de mí.
Te ahorras el echo, por ser un insensato de veinticuatro otoños a dieciséis primaveras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario